lunes, 16 de julio de 2012

Tratamiento de Pintura I (Antigua): Diagnóstico

Después de un tiempo para que todos os pongáis al día vuelvo a la carga con algo más denso. La primera vez que restauré una obra, osea, en 4º de carrera, en la asignatura de Tratamiento de Pintura y Escultura I. Dicha asignatura se dividía en dos vertientes, la Pintura Antigua y la Pintura (y Escultura) Contemporánea. Así pues con una aprendimos los métodos tradicionales para tratar una obra, mientras que con la otra probamos con los métodos más novedosos en una obra hecha por nosotros (más contemporánea imposible).

Pero puesto que todo ello es demasiado amplio, comienzo con la vertiente de la Restauración Tradicional de Pintura Antigua.

Camino del Calvario
Nos fue asignada dicha obra de Écija a mí y a tres compañeras más, puesto que aunque la foto engañe, el cuadro era bastante grande y con cuantiosos deterioros, por lo que de otra forma no podríamos dejarlo listo en un año.

Uno de los daños más significativos era la tela, que se sustentaba precariamente al bastidor, puesto que aparte de débil y envejecida, tenía roturas bastante importantes en la zona superior.

Reverso en el que se ve una acumulación de suciedad y orines





Para evidenciar la amplitud de dichos daños era preciso mostrar la prueba con la medida de las mismas. En dicho estado la obra no podia perdurar mucho, y si añadimos las muestras de ataques de agentes xilófagos al bastidor, la gravedad se intensifica, por lo que era necesario reentelar la obra y proporcionarle un bastidor más ancho que soportase y agarrase bien a ambas telas unidas.

Con la ayuda de la luz rasante pudimos evidenciar el descolgamiento de la tela, por lo que el bastidor en estos momentos era inservible. Además, con esta herramienta se dejaban ver aún más el estado de la policromía, dejandose patentes craquelados, pérdida de adhesión al soporte textil y desprendimientos generalizados, pero sobre todo concentrados en la zona superior izquierda, en cuya zona parece haber una erosión visible en el cambio de color de la policromía circundante, seguramente ocasionada por el orín de murciélago o similares.
La luz transmitida nos evidenciaría una vez más las perdidas de soporte textil en este caso.

Pero la obra en sí no solo nos ofrece deterioros sino signos de su época, en este caso por la tela, hecha a mano, algo que evidencian la cantidad de nudos dispersos por la misma. Ello nos dice que es anterior a la Industrialización, lo que con la suma de otros datos la situamos en torno al siglo XVII.


Por otra parte, la obra (que es Anónima a falta de datos) es una copia de un pintor anterior bastante conocido: Valdés Leal. La pintura de la izquierda se encuentra expuesta en Nueva York y la de la derecha en Madrid, ambas del mismo artista, con el mismo título y realizadas en 1661, siendo la primera versión de la segunda. En ambas se percibe esa composición diagonal y ese peso de la figura. No es dificil ver las similitudes con la obra que nos ocupa, que aunque de forma más burda intenta imitar a la obra de la izquierda, siendo las poses de las figuras del fondo casi idénticas.

(continuará)